Hace unos meses, después de lo que se sintió como una eternidad de confinamiento por la pandemia, tenía muchas ganas de hacer algo para celebrar el cumpleaños y la reciente vacunación de mi mamá, Araceli, que, como yo, estaba harta de la ciudad y la monotonía del semáforo rojo. La solución perfecta se presentó fortuitamente a través de un WhatsApp de mi amiga Kat: estaba difundiendo una Experiencia Tintórea, impartida por su amiga Lily Filomeno Ortiz de Experiencias Tayol, que justo tomaba lugar el fin de semana del cumpleaños.
Sin saber bien a bien en qué consistiría una “experiencia tintórea”, pero enamorada por la belleza de las imágenes de lanas teñidas y la descripción del senderismo y la degustación de platillos locales que describía el volante, nos apunté de inmediato. Admito que aún así llegué a imaginar que posiblemente sería como muchas de esas “experiencias” que existen por ahí… un poco de turismo, mucho encajarte comercios y una probadita como de “kinder para adultos” de meter una telita en un tinte preparado de antemano para llevarte tu recuerdito del viaje.
¡Vaya sorpresa me llevé cuando la experiencia tintórea resultó ser nada más y nada menos que un taller exhaustivo y perfectamente diseñado de teñido con tintes naturales! En tres días, Lily nos llevó experta y generosamente de la mano por todo el proceso necesario para teñir con una multitud de tintes naturales como la grana cochinilla, el zapote negro, el cempasúchil, y el azul añil, tanto en telas de origen animal (lana) como vegetal (manta de algodón). No había esperado recibir esa profundidad de conocimiento químico y biológico, con tal precisión pedagógica, compactada en un fin de semana. ¡Y todo presentado de una manera tan divertida y práctica, entrelazada con senderismo para conocer las plantas en su hábitat natural y degustación de platillos deliciosos y poco conocidos fuera de la región! A cada momento había una sorpresa nueva y agradable… no les cuento todo porque pienso que deberían vivirlo Uds. mismes.
Lily en su taller y en la granja de grana cochinilla.
Lana y tela que teñimos con grana cochinilla, cempasúchil, zapote negro y azul añil; tintes naturales en polvo; los muchos tonos de la grana cochinilla que se pueden obtener al cambiar el pH.
Araceli prelavando la lana en preparción para teñir; Lily y Kat en un paseo por el bosque; azul añil; grana cochinilla y lanas teñidas.
Lily recientemente regresó a su pueblo natal de Hueyapan, Puebla a desarrollar este proyecto—un esfuerzo loable y valiente (especialmente siendo mujer en un mundo que hasta ahora ha sido dominado por hombres) de preservar, expandir y difundir los conocimientos de teñido, tejido y bordado tan famosos de la región. Incluso hace intercambio de conocimientos con artesanes indígenas de otras regiones de la República, como Chiapas. Fue un gusto y un honor conocer a Lily, y espero que haya oportunidad de colaboraciones futuras entre Tayol y Feral Flow Lab.
Mientras, les cuento que tenemos la gran, gran suerte de que Lily ofrece su siguiente Experiencia Tintórea del 1 al 4 de octubre del 2021, y que además se pueden agendar talleres exclusivos contactándola por mensaje de texto. ¡No se lo pierdan!
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